Como logopeda, me parece muy bonito poder ayudar a personas que tartamudean y reducir en la medida de lo posible el impacto que la tartamudez les puede ocasionar en sus vidas.
En una de las últimas formaciones que realicé, se mencionó en numerosas ocasiones la importancia que tiene cultivar la resiliencia en personas que tartamudean, así como la desensibilización de la misma.
Se ha demostrado que ocultar o no hablar de la tartamudez, hace que se convierta en un tema tabú que no ayuda en absoluto a las personas que tartamudean.
¿Qué es la tartamudez?
De forma resumida, la tartamudez o disfemia es una alteración de tipo neuromotor 🧠 que causa interrupciones en la fluidez del habla y afecta a la comunicación. Tiene una gran variabilidad, por lo que es posible que existan momentos en la vida en los que se tartamudea más y otros en los que casi nada.
Tiene un alto porcentaje genético, se inicia en la infancia 👧👦 y es más común en el sexo masculino que en el femenino.
Se caracteriza por presentar una serie de comportamientos primarios (repeticiones, bloqueos o prolongaciones), y ciertos comportamientos secundarios de tipo fisiológico (movimientos asociados, tics…), verbal (evitaciones para hablar, muletillas, circunloquios…), o emocional (ansiedad, baja autoestima, miedo a hablar…).
Si has empezado a observar disfluencias en tu hijo/a y necesitas orientación, consulta con un logopeda especializado y no esperes a que se pase solo.
Recuerda que cuanto antes se atienda a un/a niño/a, antes se podrá restructurar funciones gracias a la plasticidad neuronal. Asimismo, te dejo un enlace a una guía para padres de la Fundación Española de Tartamudez.
Si por el contrario eres un/a adulto/a que quiere entender mejor la tartamudez y aprender a aceptarla, un logopeda también puede ayudarte con ello.
¡Ánimo y a por todas! Que nadie más se quede callado/a cuando se tiene mucho que decir 😉.
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