Entendiendo la tartamudez en niños.

La comunicación es una parte fundamental del desarrollo de un niño. A medida que los pequeños aprenden a hablar, es común que experimenten disfluencias en su habla. De igual manera que cuando los niños empiezan a caminar, se pueden caer hasta que consiguen andar con más seguridad. Sin embargo, para algunas familias, puede ser preocupante distinguir entre las disfluencias tartamudeadas y las que no, especialmente cuando se trata de la tartamudez. En este blog, exploraremos lo que las familias deben saber sobre la tartamudez en niños y cómo pueden identificar cuándo es necesario buscar ayuda.

A continuación, aprenderemos a reconocer las disfluencias típicas de las disfluencias que son propias de la tartamudez.

Disfluencias típicas en el desarrollo del lenguaje infantil

Los niños en edad preescolar a menudo experimentan disfluencias típicas a medida que desarrollan sus habilidades lingüísticas (entre los 2 y 6 años). Estas disfluencias pueden ser:

  1. Repeticiones ocasionales: Los niños pueden repetir palabras o frases como «mamá, mamá, mamá, quiero…», lo cual es normal en ciertas etapas del desarrollo.
  2. Interjecciones o muletillas: Usar palabras como «y» «eh» o «um» mientras buscan la palabra adecuada.
  3. Pausas: A veces, los niños pueden quedarse en blanco antes de continuar hablando.
  4. Reformulaciones: Vuelven a decir de otra manera lo mismo que ya han dicho anteriormente.

Estas disfluencias son comunes y, en la mayoría de los casos, temporales. Los niños suelen superarlas a medida que desarrollan sus habilidades lingüísticas y su fluidez mejora con el tiempo.

Disfluencias tartamudeadas y sus características: cuándo actuar

Si bien las disfluencias típicas son comunes en el desarrollo del lenguaje infantil, hay momentos en los que las disfluencias pueden ser atípicas y requerir atención. Algunas señales de que las disfluencias podrían ser atípicas y tratarse de un caso de tartamudez en niños, incluyen:

  • Repeticiones de sonidos, sílabas o palabras (por ejemplo: «yo estoy c-c-c-contento, yo estoy con-con-contento, yo-yo-yo estoy contento»).
  • Prolongaciones de sonidos (por ejemplo: » Yo eeeeessstoy contento»).
  • Bloqueos en el habla. Se produce una interrupción del flujo del habla que puede durar hasta varios segundos, y a menudo puede estar acompañado de un esfuerzo físico como parpadear, movimientos de cabeza o boca…
  • Persistencia: Si las disfluencias como repetición de sonidos/sílabas, prolongaciones o bloqueos, son frecuentes y persistentes durante más de 8 semanas.
  • Tensión o esfuerzo: Si el niño muestra signos de tensión física o emocional al hablar, como tensión en los músculos de la cara o frustración.
  • Evitar hablar: Si el niño comienza a evitar situaciones en las que debe hablar debido a sus tartamudeos.

¿Qué puede hacer la familia?

Si hay preocupación sobre las disfluencias en su hijo, es importante buscar la opinión de un profesional de la salud y el lenguaje –logopeda– con experiencia en casos de tartamudez en niños, para evaluar el caso y proporcionar orientación y tratamiento si es necesario. Además, la familia puede:

  • Fomentar un ambiente de apoyo: Evitar la presión para que el niño pueda hablar con fluidez y mantener una comunicación abierta y comprensiva.
  • Escuchar con paciencia: Dar al niño tiempo para expresarse sin interrupciones.
  • Reducir situaciones que generen estrés/ansiedad: aunque la tartamudez no es causada por emociones, sí que pueden afectar negativamente a la comunicación de cualquier persona.
  • Buscar recursos: Informarse sobre la tartamudez y buscar grupos de apoyo para conectarse con otras familias que tengan desafíos similares.
  • No felicitar al niño cuando no tenga disfluencias: Si le felicitamos, le estaremos lanzando de manera indirecta el mensaje de que si no tartamuda está bien, y si lo hace, está mal.

En resumen, algunos niños experimentan disfluencias típicas en su habla a medida que desarrollan sus habilidades lingüísticas. En cambio, si notamos que nuestro hijo está tartamudeando, debemos acudir a un logopeda especializado en tartamudez para hacer una evaluación exhaustiva, con el fin de establecer un plan de intervención adaptado al niño y a su familia de la manera más temprana posible.

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